Por Galdino Enríquez Antonio
En el presente informe, se reportan los resultados
encontrados en la aplicación de una serie de instrumentos (encuestas y
cuestionarios) a alumnos y padres de familia del Segundo Semestre, de una
Escuela Preparatoria Particular ubicada en los Valles Centrales de Oaxaca; así
como a maestros que imparten clases en 5º y 6º grados en escuelas de Educación
Primaria de la Zona Escolar 167 del IEEPO (Instituto Estatal de Educación
Pública de Oaxaca).
Los alumnos de este semestre consideran a la clase de
Historia, no como una de las materias
que más se les facilita, ya que ocupa el lugar 7 entre 9 asignaturas. Al
recoger la información de los alumnos (35), de los maestros (34), y de los
padres de familia (35), cuestionados, se encontró que existe una constante: los
docentes enseñan Historia, generalmente, de manera tradicional. La literatura
revisada, también indica esto.
Por más de 20 años se ha hablado de este tema y no se ha
logrado superar la forma tradicional de enseñar Historia. En el presente
informe, resalta el hecho que los docentes requieren cambiar su forma de
enseñar Historia, pero para que este cambio llegue, requieren ser capacitados y
los alumnos ser instruidos sin que el contenido sea el centro de las
actividades académicas, sino las habilidades y las estrategias históricas.
Marco teórico:
Hace veinte años, en la Revista Nexos fue publicado un
texto escrito por el historiador Enrique Florescano (1999), donde señalaba que
existe “una crisis general de la enseñanza de la historia en el sistema
educativo mexicano.” Esta crisis se origina en la dependencia de la
memorización en las prácticas educativas a lo largo de la educación básica y
que se extendía hasta el nivel medio y superior.
Al igual que Florescano, Lamoneda (1998) también señalaba
esta situación, al indicar que “la enseñanza de una historia memorística, de
reproducción de acontecimientos…, de la historia política, la de los grandes
hombres. Lo que no es más que producto de una herencia positivista que reduce,
de manera considerable, las posibilidades de la disciplina.”
En estudios recientes, se habla de que la creencia
popular señala que saber historia implica “la acumulación memorística de
hechos, conceptos o fechas del pasado”, de acuerdo con Gómez, Ortuño y Molina
(2014). En tanto que Gómez, Rodríguez y Miralles (2015), hablan de que a la
hora de aplicar exámenes y resolver ejercicios en los libros, “ciertos
contenidos históricos va inculcando en el alumnado un conocimiento a menudo
sesgado, y principalmente memorístico, basado en hechos, conceptos y saberes
descriptivos.”
“Todavía permanece en un considerable porcentaje del
profesorado una visión positivista en la enseñanza, que obedece a esa
concepción ´culturalista´ que buena parte del profesorado otorga a la enseñanza
de la historia”, indica Molina et al. (2017), citando a Miralles, Molina y
Ortuño. Agrega también, que “posiblemente, la solución se encuentre en una
apropiada formación inicial y continua del profesorado”.
En el 2017, en el documento de Aprendizajes Clave para la
educación integral de la SEP, se lee lo siguiente: “se considera necesario
dejar atrás una enseñanza centrada en la repetición de hechos, lugares y
personajes históricos, y encaminarse a un aprendizaje que reflexione sobre el
pasado para responsabilizarse y comprometerse con el presente.” (SEP, 2017, p.
384)
Este documento señala que la crisis en la enseñanza de la
Historia continúa hoy en día, pese a que fue indicado por Lamoneda (1998) y
Florescano (1999) hace veinte años y no se ha logrado erradicar.
Soria, A. (2016), citando a Casal, señala que,
…un 75% de los estudiantes
plantean que la clase de historia los llena de fechas y datos; un 58% sostiene
que deben memorizar esos datos; un 80% dice que los temas de estudio son
aburridos, otro 70% responde que la forma de enseñar del profesor es aburrida y
que no estimula la curiosidad. Un 73% opina que es una materia como mera
herramienta para profundizar sentimientos patrióticos oficiales y relacionar a
la patria con los grandes hombres.
Resultados y
Análisis:
Se aplicaron los instrumentos propuestos a tres grupos
(maestros [34], alumnos [35] y padres de familia [35]), con el propósito de
triangular la información. Estos fueron los resultados encontrados:
El 71% de los docentes entrevistados, reconocen que las
clases de Historia, que cursaron en el Nivel Básico, eran aburridas y/o
tradicionales. Sólo el 58% de estos maestros, están buscando la manera de
cambiar los patrones aprendidos en la enseñanza de la Historia.
Se encontró que el 50% de los docentes están repitiendo
las actividades que realizaron en la clase de Historia cuando fueron alumnos.
Esta situación se refleja en el sentir de los estudiantes, ya que señalan
actividades tradicionales en la enseñanza de la Historia que no les agrada
realizar. Entre estas actividades se encuentra la realización de resúmenes,
dictados, líneas de tiempo (no se les ha enseñado a elaborarlas adecuadamente),
lecturas sin propósito alguno y aprenderse muchas de fechas.
Los padres de familia están preocupados por la falta de
dinamismo en las clases de Historia de sus hijos, es decir, no existe una
variedad de estrategias que motive a sus hijos a estudiar los contenidos y
realizar las actividades de esta materia. Consideran que es necesario que los
docentes muestren más empatía hacia los alumnos y mejoren los métodos de
enseñanza.
Por su parte, los docentes señalan que los alumnos
desarrollen hábitos de estudio aplicables a la enseñanza – aprendizaje de la
Historia. Además, consideran la necesidad de ser capacitados en las estrategias
de enseñanza de la Historia, ya que solo el 18% reconoce haber recibido
capacitación específica para la enseñanza de la Historia.
Estos datos revelan que la enseñanza tradicional de la
Historia sigue presente en las aulas. Esto mismo encontraron Bécares et al.
(2016), quienes consideran que “Desde el siglo XIX hasta principios de los años
setenta del siglo XX, debido a la concepción que se tenía de la Historia en sí
misma, ésta era enseñada de una forma positivista e historicista a través de lo
que se denomina la educación tradicional, cerrada al diálogo o a la
creatividad.”
Una de las situaciones que llaman la atención, es que los
alumnos no desarrollaron las habilidades necesarias para realizar un resumen o
una línea del tiempo. Los alumnos no han aprendido a realizar estas actividades
académicas porque sus docentes no se han preocupado por enseñárselos. El hecho
que señalen los alumnos que aún se les dicte contenidos históricos, revela que
los docentes no han recibido capacitación sobre estrategias más dinámicas para
la enseñanza de la Historia.
Cuando los padres señalan que los docentes deben mejoran
sus métodos de enseñanza, tiene que ver más con el deseo de los docentes que
sean capacitados en las nuevas tendencias educativas, es decir, actualizar la
capacitación que un día recibieron en los cursos universitarios.
Para terminar:
Se requiere cambiar la forma de enseñar Historia desde la
perspectiva tradicional y pasar a desarrollar actividades dinámicas, donde el
alumno se sienta involucrado y se le presenten retos académicos.
Torres, A. (2017), entrevistó a Peter Senge, profesor en
la escuela de negocios del Massachusetts Institute of Technology, quien señaló
que lo primero que tiene que hacer un maestro,
“…es desaprender, olvidar
los métodos pedagógicos tradicionales. Es muy difícil porque tienen una
identidad muy fuerte y se sienten orgullosos de estar al frente de la clase.
Creen que mantener el orden y la atención en su discurso es lo que les hace
buenos profesores y tal vez sea ese el problema, las lecciones magistrales
brillantes. Para que se produzca el cambio tiene que haber una masa crítica de
esos adultos en las escuelas que diga basta.”
Considerando esto, será necesario cambiar las formas
usadas hasta ahora. Se va a requerir capacitar a los docentes para que
desaprendan sus viejas formas y adquirir nuevas estrategias y hacer uso de
herramientas tecnológicas a su alcance.
Los alumnos señalaron algunas actividades que les
gustaría realizar con mayor frecuencia. Son actividades aplicables a la
asignatura de Historia y bien podría ser una forma de iniciar el cambio en la
forma de enseñar la materia.
Referencias
Bibliográficas:
Bécares, L., Busto, M. & de Hoyos,
C. (2016). Sentarse, escuchar y repetir. ¿Existe
Florescano, E. (1999) Para qué enseñar
la historia. Revista Nexos. 1° de mayo, 1999.
Gómez, C., Ortuño, J. y Molina, S.
(2014). Aprender a pensar históricamente. Retos
para
la historia en el siglo XXI. Revista Tempo e Argumento, Florianópolis, v. 6,
n.11, p. 05–27, jan./abr. 2014. Recuperado de: https://www.revistas.udesc.
br/index.php/tempo/article/download/2175180306112014005/3052
Gómez, C., Rodríguez, R. y Miralles,
P. (2015) La enseñanza de la Historia en Educación
Lamoneda, M. (1998) ¿Cómo enseñamos
historia en el nivel medio superior? Revista
Molina, S., Miralles, P., Deusdad, B.,
y Alfageme, M. (2017). Enseñanza de la historia,
Secretaría de Educación Pública
(2017). Aprendizajes Clave para la educación
integral. CDMX,
México: SEP.
Torres, A. (23 de enero de 2017). “El
profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no