Por Galdino Enríquez Antonio
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Pareciera que así
fue. Existen fuerzas y proyectos bien
pensados que aspiran controlar al mundo a su favor. Mentes maquiavélicas
que buscan establecer el dominio en diversos puntos estratégicos del planeta y
lo hacen moviendo los tentáculos del poder que ostentan, utilizando marionetas
políticas que se dejan manipular.
Este escenario
histórico encontró tierra fértil en un país tambaleante y necesitado de orden. México fue utilizado en el centro de la
escena mundial para tratar de detener a un naciente país y en franco desarrollo:
“¿Cuál
era en 1798 la nación del nuevo mundo cuyo poder estuviera entonces
desarrollándose, de modo que se anunciara como nación fuerte y grande, capaz de
llamar la atención del mundo?
“En
lugar de derribar a otras potencias para establecerse, la nación así representada
debe subir en territorio hasta entonces desocupado, y crecer gradual y
pacíficamente. No podía, pues, subir
entre las naciones populosas y belicosas del viejo mundo…” (White, s.f., p.
493)
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Napoleón III
quiso detener la expansión de los Estados Unidos de Norteamérica (INEHRM, 2013)
con las mismas herramientas liberales
que cimentaban la fuerza Norteamérica; pero estas herramientas estarían no
en las manos de un republicano, sino de
un monarca dispuesto a obedecer las disposiciones del gobierno francés.
Considerando los
planteamientos del Tratado de Miramar (INEHRM, 2013), Maximiliano se rodeó de liberales mexicanos moderados, con quienes
preparó y promulgó el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, el cual
“retomaba el espíritu liberal de las Leyes de Reforma”, de acuerdo con
Hernández (2019, pp. 63-64).
Al tratar de ser
un monarca liberal moderado, dispuso
“las mismas leyes reformistas liberales mexicanas: tolerancia de opiniones
y cultos, la secularización de cementerios y la creación del registro civil”
(Virgen, 2013, p. 71); así como “la separación entre la iglesia y el Estado, la
nacionalización de los bienes del clero y la libertad de culto”, señala Hernández
(2019, p. 64).
Leer “La
independencia de México, ¿una insurgencia Realista?” en:
De acuerdo con
Miranda (1997, p. 225), Maximiliano
“dictó varios decretos que tenían el mismo espíritu de las Leyes de Reforma:
reducir al clero a su función religiosa y alejado de toda intención política y
económica”, así mismo dispuso un número reducido de días festivos.
Barroso (1981, p.
549) señala que existen coincidencias
significativas en cuanto a quien es un mexicano y sus obligaciones hacia la
patria y muestra cual es el lugar que le corresponde al extranjero ante los
intereses de la nación. Indica, además, que es interesante el parecido de una
ley parafraseada en “Quien a hierro mata, a hierro muere”, con “quien con leyes manda a fusilar, con leyes
es fusilado.” (Barroso, 1981, p. 550).
En al menos nueve
apartados de las Garantías Individuales de los Habitantes del Imperio, Barroso (1981, pp. 51 – 54) encontró
coincidencias con artículos específicos del apartado de los Derechos del Hombre
en la Constitución de 1857.
En cuanto a las
diferencias que podemos encontrar entre ambos proyectos legislativos, tenemos
el hecho que Maximiliano planteo leyes
específicas para la población indígena (Hernández, 2019, p. 64) y el
planteamiento juarista estableció una legislación para todos los mexicanos por
igual, sin distinción alguna.
La monarquía
moderada insertó leyes novedosas para aquellos días, como el hecho que las mujeres tenían preferencia en mantener
la patria potestad de sus hijos y la oportunidad del “reconocimiento legal
de los hijos nacidos fuera del matrimonio.” (Hernández, 2019, p. 64).
Leer “¿La
Revolución de Independencia fue revolucionaria?”, en:
De acuerdo con
Miranda (1997, p. 225), Maximiliano
dispuso que los clérigos brindaran servicios gratuitos y que sus sueldos
correría a cargo del gobierno; planteo, además, que la correspondencia
entre el Vaticano y la clase religiosa de México debía pasar “por manos del
gobierno antes de llegar a su destino.”
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Barroso (1981, p.
549) encuentra una diferencia interesante en el número de días de asueto que
insertó Juárez en la legislación que promulgó, ya que era mejor conocedor de la
forma de pensar del mexicano. En tanto que Maximiliano fue más explícito al
detallar los derechos que deben ser
respetados para con los jornaleros, como lo fue la reducción de la jornada
laboral a diez horas (Virgen, 2013, p. 71).
La principal
diferencia es que el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, fue eso,
provisional, que nació de un
anteproyecto de Constitución, que Maximiliano nunca logró concretar. En
cambio, las leyes promulgadas en 1857, fue proclamada como una Constitución en
dicho año (Delgado, 2008, p. 192).
Sin duda alguna, los conservadores se disgustaron
enormemente con el proceder liberal de Maximiliano, pues esperaban que
tuviera una reacción política contra las leyes dictadas por los republicanos.
Respecto a esto, Miranda (1997, p. 225) señala que “se llenaron de indignación al ver que Maximiliano, en vez de
derogar las leyes y decretos contrarios a los intereses eclesiásticos, se
mostraba partidario de la Reforma.” La Dra. Galeana señala que los
conservadores se desilusionaron del
curso que tomaron las acciones de Maximiliano (INERM, 2013).
A pesar del
desagrado que el emperador provocó entre los miembros del partido conservador,
éste dictó leyes y decretos que tenían el mismo espíritu que las leyes de
Reforma (Miranda, 1997, p. 225). “Todo esto provocó que muchos conservadores le
retiraran su apoyo.” (Virgen, 2013, p. 71)
Junto con la
molestia de los conservadores, el clero
protestó, llevando a cabo “una activa campaña contra el emperador (Miranda,
1997, p. 225) y el Nuncio Apostólico, monseñor Meglia, se retiró del país, por
lo que se fracturó las relaciones del imperio con el Vaticano (Hernández, 2019,
p. 64)
Ni
la monarquía, ni el afán de detener a los Estados Unidos se concretaron,
pero si se logró que el pensamiento liberal permaneciera y le otorgara a
nuestro país la certeza jurídica que necesitaba para ocupar un lugar entre las
naciones del orbe.
Referencias:
Barroso, A. (1981). Maximiliano
legislador: algunas reflexiones sobre el Segundo
Imperio. Memoria del II Congreso de
Historia del Derecho Mexicano. Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie C:
Estudios Históricos, (10). México: UNAM. Recuperado de:
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/2/730/38.pdf
Cantú, G. (2008). Historia de
México. Legado histórico y pasado reciente. CDMX,
México:
Pearson
Hernández, J. (2019). Historia de
México II. CDMX, México: Book Mart
INEHRM (2013). Curso Protagonistas
del siglo XIX. Maximiliano de Habsburgo.
[Archivo de video]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?list=UUqhrVgL7_SumSLwmStIFQhw&v=EbBR9twJiGU
Miranda, A. (1997). La Evolución de
México 2. CDMX, México: Grupo Herrero.
Virgen, Y. coord. (2013). Historia
de México II. Guía Didáctica de Historia de México II. Oaxaca, Oax., México:
COBAO
White, E. (s.f.). Seguridad y Paz
en el Conflicto de los Siglos. CDMX, México: GEMA
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